Ramón Casas era ya un pintor consagrado cuando Picasso lo conoció en Els Quatre Gats y quedó tan impresionado que trató de emularlo en aquellos años. Pintor de un colorismo exquisito, dominó el dibujo, el óleo y el cartel al estilo Toulouse-Lautrec. La trayectoria de Casas es perfectamente lógica, su afán de trasladar la realidad más inmediata y cotidiana lo decanta por estudiar en París con Carolus-Duran; allí coincide con el espíritu impresionista, sobre todo con el hacer de Manet y Degas, aunque nunca utilizara el divisionismo y su afán se centrara sobre todo en la figura. En el estudio de Carolus, el trabajo exahustivo sobre la anatomía lo lleva a los temas españoles y a la disección de Velázquez como eje de su estudio; después lo haría directamente en el Museo del Prado. Además de representar lo mejor del modernismo Catalán, Ramón Casas fue un cronista de su época, reflejo de la alta burguesía catalana y comprometido con los acontecimientos más relevantes de final del siglo. Fruto de su inquietud es el Club Automovilístico de Cataluña del que fue fundador.
Fantásticos los carteles, reflejo de aquella Barcelona que, como aquel París bohemio, nos hace soñar; el perrito del último cartel, subido a la cesta del camping, nos evoca el espíritu aventurero de las primeras excursiones en automóvil.
¡Gracias! No lo conocía.
Gracias siempre a ti !
Un abrazo, querida Elena.
Tienes razón, Bárbara, quién pudiera asomarse a esa época y lugar y pasar unos día simplemente «ensumant» que dijo un político de la Transición.
Cambiando de tema, qué alegría leer tu blog de nuevo. Espero que ya estés recuperada del todo o, al menos, casi totalmente bien y sin molestias. Un gran abrazo
Dos ciudades fantásticas que me apasionan!
Haber si ya cojo el ritmo de una vez… Tu fidelidad y cariño es un maravilloso acicate.
Un abrazo enorme!
Ma che meraviglia di manifesti ha fatto Ramon Casas, grazie per averlo presentato.
Mille grazie a te, caro Enrico!