Le encargué a Aurelio que retratara a todas las gárgola o quimeras que se cruzaran por nuestro camino para mandárselas a la Estirga, que sigue encaramada en Notre Dame (no vaya a pensar que la tenemos olvidada); recibir noticias de la familia siempre es agradable. Esta prima de la Estirga, afincada en los Alyscamps, tan guapa ella, nos dio un susto que no veas… estaba haciendo una maniobra de resistencia, afilando las uñas para no caerse y… uff, por los pelos!


¿Sabes que tiene expresión de pánico? Hasta penita me da!!!
Besitos de jueves, Bárbara…
Jaja… es todo un poema! Me encantan…
Un beso que vuele hasta donde estés!
Violette-le-Duc dejó bien sentada en Notre-Dame -no se podrá quejar, ¿eh?- a tu Estirga, pero realmente quien esculpió esta prima «alyscampsiana» dejó a la pobre un poco inestable. Debe de tener unas ganas locas de saltar sobre los hombros de cualquier parisino que pase bajo ella e irse con él a descansar sentada al lado de su prima…
Un beso gargoliano -¡ahí queda eso!-.
¡Caray, que historia más rocambolesca te has montado entre las dos primas Y mira, me encanta! Inestable si está, la pobreta, pero maja como ella sola…
No sabes lo que me gustan los besos gargolianos!!!
¡Qué buenas fotos, Aurelio, y me encantan las historias que habéis tejido alrededor de las estirgas!
Me alegro que te gusten, Joaquín. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.