En España todo el mundo sabe lo que es un botijo: recipiente de barro para conservar el agua fresca en los días de canícula estival… Este “botijo” versión romana es una autentica preciosidad: con esa carita de amigo fiel (el detalle del collar testimonia una relación), las patas recogidas, la mirada inteligente y las orejas alerta… me recordó tanto a Nona que, si hubiera podido, me lo habría traído a casa. Museo Departamental de Arles Antiguo.
Mira que si se le parece bastante a Nona. Al menos tienes esa excelente fotografia que podrás ampliar o hacer de ella una pintura especial de tu entrañable y simpática amiga, que dejó una huella imborrable.
Un feliz fin de semana y un abrazo en memoria de Nona.
Sí que se le parece… sí ; cuando se ha convivido con animales tantos años la relación que se establece es muy fuerte; cada vez me gusta más observar el comportamiento de los animales. son increíbles y la etología apasionante.
Un abrazo cariñoso!!!
Tienes toda la razón, dan ganas de beber sólo por ver la cara del perro 🙂 Por el tamaño, debía ser individual. ¿Y si no llevaba agua…?
Si lleva vino, brindamos y en paz! No me importaría… tengo entendido que los romanos tomaban un vino muy rebajado.. pero en grandes cantidades…
Un abrazo de lunes lunero cascabelero!!!