El tiempo veraniego propicia el paseo y, paseando por el Museo del Louvre, nos encontramos con este curioso cántaro beocio del siglo VI. Una de las asas está reemplazada por el hocico de un jabalí y en la otra vemos, con sorpresa, un ojo -de quién o de qué especie, no lo sabemos-. Un dios con cuerpo de serpiente sujeta un pez con una mano y dos delfines colocados como al azar y una palmeta completan el conjunto; se puede decir que la decoración es debida a una tradición popular más que a un estilo definido.

¡Qué original, qué curioso! Es para dedicarle tiempo para ver, y disfrutar, todos esos detalles. Muchísimas, gracias, Bárbara y feliz semana.
¡Es muy divertido! Sobre todo el ojo encima del asa es genial.
Gracias Joaquín y feliz semana -me temo que muy calurosa-.