Berthe Morisot, más allá del impresionismo

Berthe Morisot: "La ortensia", 1894-

Berthe Morisot: «La Hortensia», 1894.

Si bien es cierto que en su tiempo Berthe Morisot tuvo al menos el reconocimiento y respeto de sus colegas impresionistas, en la sociedad burguesa a la que pertenecía, a las mujeres pintoras se las catalogaba como «pintoras femeninas». Berthe, nacida en Bourges en 1841, tuvo que demostrar en un ambiente -el artístico- dominado por los hombres, que su gran talento era comparable al de sus compañeros impresionistas. La pintora define así la situación: «Lo cierto es que nuestros valores se encuentran en el sentimiento, en nuestra visión, que es más sutil que la de los hombres, y podemos lograr mucho si conseguimos que la afectación, la pedantería y el sentimentalismo no lo estropeen todo».

Participó en la Primera Exposición Impresionista de 1874 y con anterioridad en los sucesivos Salones de París, desde 1864 hasta 1874. De ella dijo Paul Valery: «La peculiaridad de Berthe Morisot es haber vivido su pintura y haber pintado su vida». Nada que no sea aplicable a cualquier «pintor masculino», me parece. Valery podía haber afinado más.  Pisarro estuvo más acertado cuando dijo: » Fue una gran mujer de extraordinario talento que honró a nuestro grupo impresionista». Berthe contó con el respeto de Renoir y la complicidad profesional de su cuñado Edouard Manet, al que sirvió de modelo en varios retratos. La colaboración con este fue constante y les unió una verdadera amistad. Tras su muerte en 1883 y la de su marido en 1892, se queda sola para cuidar a su hija. Ella murió a los 54 años y está enterrada en el cementerio de Passy en París.

Desde hace un tiempo la cotización de sus obras y su reconocimiento han sido unánimes. Un crítico de arte de  la época dijo: «Parece que tritura pétalos de flores y los mezcla con su paleta, esparciéndolos luego en sus lienzos con ligeras y graciosas pinceladas, realizadas un poco al azar… creando una obra delicada, llena de encanto y vida, que intuimos más que vemos». Esta crítica, que parece un elogio, contiene todos los tópicos de «lo femenino»: pinceladas graciosas, delicadeza, encanto, flores… Para ese diagnóstico machista más vale no tener crítica alguna. Aparte del androcentrismo de la cultura hay que preguntarse el porqué un talento tan grande no tuvo el reconocimiento merecido. La respuesta la están dando, ahora, todas las voces doctas que valoran lo que desconcertó en su tiempo: la modernidad de su estilo, que llevó más allá el impresionismo; sus pinceladas, cada vez más sueltas que desenfocan los contornos y fondos; la atmósfera que envuelve sus figuras; la fuerza expresiva con la que toca temas cotidianos, que en el caso de los niños de Renoir resultan empalagosos, por ejemplo. Su paleta, por lo general nada estridente, consigue con todo lo anterior una obra vigorosa y hacen de su arte lo más actual y moderno que nos legó el impresionismo.  Berthe Morisot es rotundamente moderna un siglo después.

El cuadro «La Hortensia», que me entusiasma, corresponde a la época de influencia de Renoir y fechado en 1894.

10 pensamientos en “Berthe Morisot, más allá del impresionismo

  1. Me ha encantado tu post con el que estoy totalmente de acuerdo. ¿Cuánto reconocimiento hubiera tenido Berthe Morisot de haber sido hombre? Infinitamente superior, sin duda.
    Buen jueves.

    • La historia les debe a muchas una revisión como en el caso de Mary Cassat, Suzanne Valadon, Eva Gonzàles… y a otras menos conocidas que estuvieron al frente de las vanguardias.
      Muchas gracias, Chelo, por tu sensibilidad y tus comentarios.
      Feliz jueves.

  2. No conocía a esta pintora. Desde luego, merece, en mi opinión, el reconocimiento dado a los otros grandes del Impresionismo. Como siempre, muchas gracias, Bárbara. Y un abrazo.

  3. Très intéressante réflexion sur la diversité de traitement du travail artistique masculin et féminin.
    Comme il est triste de constater que le talent des femmes est encore trop souvent sous-estimé…
    Très belle journée, Barbara 🙂

  4. Pingback: Mujeres en la música | La librería de Chelo

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