Miró: Yo trabajo como un hortelano

Joan Miró: "Femme et oiseau dans la nuit", 1967.

Joan Miró: «Femme et oiseau dans la nuit», 1967.

 Las manos, esas herramientas imprescindibles, tocadas por un tibio sol invernal se vuelven alegres como unas castañuelas cuando cae en ellas una joya como esta, que acaricio, toco y siento como respira. Miro las reproducciones, que también respiran, y rozo con las yemas de los dedos las palabras de Miró que palpitan vivas como guijarros. Empiezo por el final: esta joya se terminó de estampar el 10 de setiembre de 1964 en las prensas de la imprenta G.E.A. de Milán (Italia). Se imprimieron en español 600 ejemplares numerados y este es el número 252.

La vista y el tacto aliadas en esta mañana frente a la declaración de fe de Miró, el poeta de las constelaciones, que dice: «El espectáculo del cielo me trastorna. Me siento trastornado cuando veo, en un cielo inmenso, el creciente de la luna o el sol. Los espacios vacíos, los horizontes vacíos, todo lo despojado me ha impresionado mucho siempre».

Miró el hortelano, que define su trabajo como el del hombre del campo que debe sembrar, regar, cortar, injertar, podar para que las obras maduren. Miró amaba la tierra, la naturaleza era su fuente de inspiración; su filosofía: «Un guijarro, que es un objeto finito e inmóvil, me sugiere no solamente movimiento, sino movimiento sin fin». «Como dijera Kant, es la irrupción inmediata de lo infinito en lo finito».

En sus inicios, el pintor admiraba la pintura de Rousseau «el Aduanero», de Vang Gogh, de Cézanne. Al amar a Rousseau amaba el arte popular, «porque me ha conmovido siempre. No hay en este arte ni engaños ni trucos. Va directamente a su fin».

La tensión espiritual que necesitaba para crear era una tensión voluntaria que encontraba en la poesía, la arquitectura, la música. Este creador enorme que trabajó como un hortelano cultivó la pintura, el grabado, la escultura, la cerámica con la misma pasión que el payés insular cultivaba el campo.

Había que ver sus ojos azules como el mar que veía desde la Bonanova. Los Miró vivían en una zona alta de Palma de Mallorca, la Bonanova, zona residencial donde vivía entonces también Camilo José Cela. Miró tenía unos ojos, pequeños, muy vivos en una cara surcada con arrugas de payés. Cerca de su casa hay una hermita pequeña a donde acudía los domingos con su mujer. A la salida de la misa, departía con los vecinos, con los amigos que vivían en la Bonanova. Un domingo me presentaron a Miró y a su mujer, yo era una jovencita tonta como todas las adolescentes y entonces no supe calibrar la importancia del momento y solo recuerdo su mirada viva, sus ojos risueños, su aspecto de hombre bueno. Desde lo alto de la Bonanova se ve todo el puerto de Mallorca, los barcos y el azul del mar como sus ojos.

Este libro -Miró: «Yo trabajo como un hortelano»- está prologado por Yvon Taillandier. Editorial Gustavo Gili, Barcelona. Edición bilingüe (Castellano-Inglés)

12 pensamientos en “Miró: Yo trabajo como un hortelano

  1. He de reconocer que nunca he entendido la pintura de Miró. Pero también es verdad de que no he intentado penetrar en serio en su pintura: otra asignatura pendiente ¡mea culpa! Tu introducción me acerca magistralmente a mi añorado Mediterráneo y los paisajes ribereños. Y, naturalmente, a la personalidad de Miró.

    • Querido Joaquín, esto es como la música no hace falta entender sino sentir. Delante de una pintura no figurativa si esta nos emociona es que funciona para uno; en caso contrario por más que nos digan «que si los ritmos de color… que si esto o lo otro» no sirve de nada. Hay mucha obra vanguardista que a mí me deja fría; para mí el arte en cualquiera de sus manifestaciones es ante todo sentimiento. ¡Ay, el Mare Nostrum! Gracias y un buen domingo o lo que queda ya de él.

  2. Miró siempre ha sido «uno de los míos», de los creadores que me han ido formando, haciendo a lo largo de los años. Sus cuadros limpios, puros, sin un trazo, pincelada o color de más me han llevado siempre a la poesía.
    Y, como persona -que nunca, creo, personaje-, lo defines como me lo he imaginado siempre, con «su aspecto de hombre bueno», que «cultivó la pintura, el grabado, la escultura, la cerámica con la misma pasión que el payés insular cultivaba el campo». ¡¡Qué lejanía más hermosa de otros genios!!

    • Yo creo que era un poeta que creaba desde cualquier objeto inanimado, para él todos tenían vida. Lo inanimado le llevaba al movimiento. Era lo contrario a los genios al uso, él creía en el trabajo colectivo y en el anonimato, ¡figúrate! Sinceramente, pienso que era humilde y que poseía la alegría de un niño al crear, a pesar de ser pesimista -como él mismo se define-.
      ¡Está en otra constelación! Gracias y bona nit.

  3. Really enjoy this quote – «What I am looking for… is an immobile movement, something which would be the equivalent of what is called the eloquence of silence, or what St. John of the Cross, I think it was, described with the term ‘mute music'» (Miro)… 🙂

    • Realmente una cita muy hermosa. Lo que buscaba Miró era un movimiento inmóvil, la elocuencia del silencio o lo que San Juan de la Cruz llamaba la música muda, como dice en la cita. Un comentario muy bonito, Ledrake, Muchas gracias.

      • Muy buenos comentarios. La cita completa de San Juan de la Cruz es:

        «La noche sosegada
        en par de los levantes de la aurora
        la música callada
        la soledad sonora
        la cena que recrea y enamora»

        (S. Juan de la Cruz, Cántico espiritual, Canción 15)

  4. Vous avez eu bien de la chance, Barbara, de rencontrer un tel artiste !!! Sa peinture m’a toujours fascinée de par son apparente simplicité et cette espèce de vigueur unique qui transparaît à travers sa palette de couleurs.
    Merci pour cet article qui me fait découvrir ce grand peintre sous un angle plus personnel.
    Amitiés

    • Bien sûr! J’ai eu bien de la chance, mais surtout j’ai peu constater que les plus grands artiste parfois ils sont êtres de coeur simple, humbles, très humains. Miró, il fait des poèmes uniques.
      Merci à vous Odile. Amitiés.

      • A pesar de mi ignorancia del francés, creo que he podido entender vuestro diálogo (¡qué bonita es la lengua francesa y que profundas y sugerentes vuestras palabras!).

        Hace poco leí una frase de una pintora actual que refleja un poco el fondo de tantas intervenciones que se pueden leer en este blog: “Lo importante en el arte es saber ver con los ojos del alma”.

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