Mapa del itinerario que siguió desde Galicia a Jerusalén.
El libro fue redactado en latín vulgar con expresiones sencillas; constituye linguísticamente un gran testimonio para estudiar la evolución de la lengua latina. El libro tiene dos partes bien diferencias. La primera parte, cuando está a punto de subir al Monte Sinai después de haber visitado Jerusalén, Belén, Galilea y Hebrón; posteriormente visitó Samaria y el Monte Nebo, al oeste de la Jordania actual. Recorrió Siria y Mesopotamia para dirigirse a Constantinopla, donde concluyó el viaje. La segunda parte constituye una descripción detallada de edificios y lugares de culto, así como una exaustiva descripción de la liturgia en Tierra Santa. Los expertos consideran que fue trasmitido originariamente en un códice visigótico que no ha llegado hasta nosotros. El relato de su «itinerarium» se ha conservado en un único manuscrito del siglo XI procedente de Montecasino y descubierto por Gian Francesco Gamurrini en la Biblioteca de la Fraternitá del Laici de Arrezzo (Italia). Egeria tenía intención de regresar por una ruta diferente a fin de conocer nuevos lugares. Por lo que cuenta en la primera parte, pensaba llegar hasta Persia, pero no lo consiguió y bajará hasta Constantinopla donde termina el relato. El libro se conoce de tres maneras: Itinerarium Egeriae, Peregrinatio Aetheriae o Peregrinatio ad Loca Sancta conocido en castellano como Itinerario de Egeria.

¡Qué interesante! Peregrinar, viajar, conocer, experimentar… la Humanidad siempre es la misma, aunque cambien las formas.
Claro que sí, pero en esa época que caracter debía tener esa señora para embarcarse en semejante empresa. ¡Olé por Egeria!