El expresidente Pepe Mujica, el que fuera guerrillero tupamaro, era un hombre austero y, sobre todas las cosas, coherente con lo que decía y lo que hacía. Un hombre que dedicó cuarenta años a la política y al cultivo de flores en su terreno de las afueras de Montevideo. Ha muerto a los ochenta y nueve años un hombre de izquierdas que sufrió prisión y torturas por sus ideas, que luchó por ellas y que abandonó la lucha armada para pelear por la democracia, un sistema que aun no siendo perfecto es lo menos malo que conocemos, según sus propias palabras. Su lenguaje era directo y claro. Su mayor objetivo la justicia social; no quería un país de pobres y dedicó parte de sus emolumentos a la creación de viviendas. Ateo declarado, respetaba la iglesia católica y las creencias de cada cual. Un hombre que se ganó el respeto de todos, que desterró la corbata de su vestimenta, que se desplazaba con su «escarabajo» de siempre. Descanse en paz este hombre bueno.
Un gran hombre y una gran pérdida.
¡Todo un ejemplo! Muchas gracias, guapísima. Un abrazo.
Un gran hombre y un gran líder. Vuelta alto, Mújica. D.E.P.
Un hobre de izquierdas, valiente y coherente. Sí, un gran hombre. Un abrazo bien grande!!!