Sonaba Pau Casals.

La sonata para violonchelo solo de Juan Sebastian Bach le llegaba desde lejos; las avispas zumbaban cerca de la higuera y ella se abandonaba bajo un cielo azul. Tenía el libro abierto sobre el regazo y la hamaca la inducía despacio hacia el sueño. Todo se conjugaba para que ella se dejara llevar, pero justo en ese momento, un ruido, proveniente de la cocina, seguida de un maullido le chafó la mañana. Un humo negro, igual que el gato, salió desde el pasillo de losas verdes donde estaba el pozo y las provisiones. El chico del colmado las había amontonado con cuidado, pero había dejado la puerta abierta. Oyó el ruido metálico de las cacerolas y vio la cola negra chamuscada que dejó en el aire un tufillo poco grato. En el suelo los garbanzos y los fideos se mezclaban con los huesos de caña, el ternasco, y los chorizos; la panceta voló por el aire con tal precisión que el gato solo tuvo que dar un salto para hacerse con el botín. La mañana no había terminado bien a pesar de la sonata, de Pau Casals y de aquel concierto en la Casa Blanca.

4 pensamientos en “Sonaba Pau Casals.

Replica a azurea20 Cancelar la respuesta