Una travesía por el Sena. (I)

009008001012006

Un crucero por el Sena que comienza en el quai de Grenelle. Muy cerca de la Tour y de la estatua de la Libertad se encuentra atracado el barco, el Botticelli, hecho a la medida del hombre como a mí me gusta; con 150 pasajeros y dos cubiertas. Nada que ver con esos monstruos que surcan el Mediterráneo. La estatua de la Libertad de París es una replica de la de N.Y. Frederic Auguste Bartholdi fue el diseñador de la estatua, llevó el proyecto a N.Y. y se materializó en 1885 de la mano de Violet le Duc para celebrar el centenario de la declaración de independencia de Estados Unidos y como señal de la alianza franco francesa. La totalidad de la estatua de N.Y. fue realizada en Francia y se envió totalmente desmontada. Eiffel también participó en el proyecto construyendo la estructura de acero para la estatua.

Lo primero que vemos al llegar al muelle, además de lo dicho anteriormente, es el metro que pasa por encima del puente y el barco atracado que nos espera; y en vista de que la salida no está prevista hasta las seis de la tarde, nos vamos a comer a un italiano sito en la rue de Grenelle. En el «Angelo» comimos en un ambiente cercano y casi familiar con acento argentino e incluso guaraní. ¡Fantástico! Como dijo alguien, París siempre es una buena idea. Los ventanales del camarote nos permitirán una visión fantástica de las riveras incluso de noche.

2 pensamientos en “Una travesía por el Sena. (I)

  1. Qué maravilla, querida Bárbara. Un crucero fluvial es magnífico, con esa sensación de ir despacio y disfrutando de las vistas. Las fotos, preciosas. Un abrazo grande.

Replica a marylia4 Cancelar la respuesta