«El retrato» de dos espíritus contrapuestos. Gauguin y Van Gogh

Cuando Gaugin, a instancias de Theo van Gogh, decide instalarse por un tiempo en la casa de Vincent van Gogh en Arles nadie podía prever, ni siquiera los amigos comunes de París, los acontecimientos que allí se producirían más tarde. Theo, el hermano de Vincent, trabajaba para una galería en París y estaba vendiendo muy bien los cuadros de Gauguin. Vincent trabajó durante todo el verano intensamente, al aire libre, soportando el calor y los mosquitos, con la ilusión de decorar la «Casa Amarilla» y el cuarto que iba a ocupar de su amigo; para ello pintó más de una docena de cuadros de girasoles y varias versiones del llamado «Jardín del poeta». Pintaba frenéticamente, con apremio, incluso por las noches, para lo cual había ideado un sistema de alumbrado muy peculiar que consiste en poner velas encendidas sobre su sombrero (método este ya utilizado por Goya) y en el caballete portátil. De esta manera pintó sus célebres noches estrelladas sobre el Ródano y los cafés -«Le café de nuit. Place Lamartine. Arles» y «Terrasse du café le soir. Place du Forum»-, así como «La viña roja», pintado en noviembre -único cuadro que vendió en vida-. El idealista Vincent quería fundar en Arles una comunidad fraternal de pintores en la que todos se ayudarían para salir adelante -una especie de lo que hoy llamaríamos comuna- al frente de la cual estaría Gauguin. Vincent le admiraba y confiaba plenamente en que su amigo se adhiriese al proyecto, de ahí la premura por pintar cuantos más cuadros mejor a fin de saber su opinión sobre ellos. Durante la estancia de Gauguin, la relación entre dos temperamentos tan opuestos se hizo insostenible hasta que sucedió el famoso altercado, el corte de la oreja y la huida apresurada de Gauguin hacia París. Se sabe que Gauguin fue a regañadientes a Arles y que si lo hizo fue por no contrariar a Theo, que como marchante le estaba vendiendo obras importantes que le estaban proporcionando no solo dinero, sino notoriedad en París. Prueba del respeto que el bueno de van Gogh tenía hacia su amigo es el sillón que pinta en diciembre de 1888, «El sillón de Paul Gauguin» y el cuadro en que pinta una humilde silla de enea, «La silla de Vincent con su pipa», pintado en el mismo mes. La silla de Vincent, en tonos predominantemente naranja, tiene la luz del atardecer con esa pata en primer plano que la hace avanzar hacia el espectador; la fuerza  que nos trasmite esa sencilla silla es admirable. El cuadro del sillón es así mismo admirable y maravilloso, pero tiene la luz de la noche, el reflejo de un espíritu también atormentado, pero menos claro y luminoso que el de Van Gogh.

Cuadros reproducidos: «La silla de Vincent con su pipa». National Gallery, Londres. Y  «El sillón de Paul Gauguin» . Rijksmuseum Vincent van Gogh, Amsterdam. Ambos pintados al óleo sobre tela en diciembre de 1888 en Arles.

15 pensamientos en “«El retrato» de dos espíritus contrapuestos. Gauguin y Van Gogh

  1. Me han encantado las dos pinturas. Y la lección de Arte impartida por tí en la presentación, todavía más. Nunca volveré a mirar los cuadros con la superficialidad que quizá tenía antes. Muchísimas gracias, Bárbara

    • Muchísimas gracias a ti. La verdad es que me gusta relacionar unas cosas con otras y en el caso de Vincent van Gogh y Gauguin he estudiado bastante sus vidas además de sus obras y soy un poco «cotilla» por aquello de haber estudiado Historia…

      • Además, esa perspectiva histórica te permite discernir lo que son detalles con trascendencia en su Arte de aquellos que pueden ser sólo importantes para conocer las personas de los artistas.

  2. Vincent Van Gogh est un être entier et vibrant dans sa peinture et ses lettres à son frère Théo m’ont touchée à un point inimaginable, tant elles sont au coeur de ce qu’est la création vécue dans la passion…votre article me remet en mémoire cette chaude lecture qui m’a chavirée autant que les tableaux eux-mêmes me touchent par leur flamboyance,, Barbara, toujours porteuse de beauté et de sens, un vrai flambeau à vous toute seule 🙂

    • Bonjour, Phédrienne,
      Comme peintre et passionée de l’art, j’ai lu «Lettres à Theo» bien de fois; ce texte plaine de vie, de lutte, d’amour pour les plus desavantagès ma touchée beaucoup aussi. Et j’adore sa peinture «flamboyance» très vivat. Merci, énorme bisou.

    • Je suis hereuse de ces belles nouvelles: vous avez recuperé la visión ancore peu adéquate mais ça va bien!!! Jeudi prochaine me faire opérer l’oei gauche; ce n’est rien j’espèr bien! Bisous.

      • Tous mes voeux chaleureux vous accompagnent alors, entre passionnées d’art et dames à yeux chaotiques, il ne pouvait pas ne pas y avoir de rencontre; Prenez grand soin de vous !

  3. Lorsque des âmes sœurs
    Commencent à se parler,
    Tout se tait !
    La balance des heures glisse
    Dans un impromptu différent,
    Les chats sont rouges la nuit
    Et les souris grises de jour,,
    Et tout peut arriver !
    Bises, Barbara

    • Très belle poeme!!! Merci!!!
      Je n’ai pas de mots pour exprimer ma reconnaissance. Je regrette ne pas être poétesse. C’est un cadeau merveilleux! J’ai encore l’oeil chaotique, un peu endolori. J’ai l’impression que tout ira bien, Bises

  4. Magníficos cuadros los dos, aunque personalmente prefiero «La silla»; es un perfecto autorretrato.
    Una pregunta tan solo: ¿Por qué «El sillón de Gauguin» tiene también el título de «El sillón vacío»? ¿Tanto le admiraba, a pesar de los pesares, que colocó sobre él una palmatoria con una vela encendida -iluminación, faro…-?

    • Muy acertado tu comentario, Aurelio. Es lo que se desprende de sus cartas a Theo; era una admiración sincera, desinteresada, sin fisuras. Vincent era, además de un genio, un hombre bueno. Antonin Artaud tituló su libro sobre él: «Van Gogh el suicidado por la sociedad»; estoy totalmente de acuerdo con el titulo y con su tesis: nadie comprendió a Vincent y menos que nadie Gauguin.

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