Gustav Klimt.

Gustav Klimt: «El sombrero negro», 1910, óleo sobre lienzo. Graz, colección privada.

El próximo sábado, 14 de julio, se cumplen 150 años del nacimiento de Gustav Klimt (1862-1918). Viena se prepara para agasajar a uno de los genios de la pintura del siglo pasado. «El beso», obra por la que es conocido en todo el mundo, del llamado periodo de oro, entre 1900 y 1908 denominado así por la utilización de las posibilidades expresivas del color de oro (un no-color, según Leo Battista Alberti), que prácticamente no se había utilizado desde el Renacimiento. Algo del arte bizantino se manifiesta de alguna manera en este periodo.  Klimt sintetizó como nadie las dos tendencias fundamentales del arte de su tiempo, el «simbolismo» y el «art nouveau», tendencias por lo demás contrapuestas. El simbolismo es la expresión del individuo que tiene una visión subjetiva e irracional del mundo, y que más adelante llevará al surrealismo. Por su parte el «art nouveau» tiene como expresión final las ideas que se concretaron en la Bauhaus, donde la conciencia de lo colectivo es fundamental. En 1879 Klimt funda y preside la Secesión Vienesa. En 1909 viaja a París y a Madrid; por esto este cuadro, llamado «El sombrero negro», tiene claras influencias de los retratos de Toulouse-Lautrec y se expuso en la IX Bienal de Venecia. En 1902 realiza su más grande obra monumental, «El friso de Beethoven», como una alegoría de la vida, para el edificio de la Secesión Vienesa. Algunas de sus obras más sensuales y eróticas fueron prohibidas y denostadas por parte de la sociedad de la época; en «La Esperanza I»,  la imagen desnuda de una mujer en avanzado estado de gestación, le procuró problemas con las autoridades; la audacia de Klimt se puso de manifiesto durante toda su vida, a través de toda su obra y frente al conservadurismo y a la imbecilidad de sus enemigos. De sus retratos destaco tres que me entusiasman:  el de Fritza Riedler, el de Adele Bloch-Bauer (I) y el de Judith (I). A sus paisajes, quizás menos conocidos por el gran público, traslada el abigarramiento de sus telas, el grafismo oriental que tanto gustaba a Matisse, como si sintiera un «hórror vacui», el miedo al vacio; particularmente me encantan. Los paisajes «Sendero en el parque del castillo Kammer» y «La casa del guardabosques» son de marcada influencia de Van Gogh; los cuadros «Retrato de Johnna Staude» y  «Retrato de Dama» (inacabado), pintados entre el 1916 al 1918, poco antes de su muerte, denotan en la pincelada suelta y en el tratamiento del color la influencia de Matisse. Durante un año Viena le va a rendir homenaje. ¡El que pueda, que se acerque a disfrutar de la belleza!

21 pensamientos en “Gustav Klimt.

  1. Gracias, Bárbara, por tu lección de arte. Había visto algunos cuadros de Klimt por TV o en revistas y he de reconocer que me gustaron. Pero no conocía su significado en la Historia del Arte.

    En la película francesa «Yamakasi», no recuerdo si dirigida, pero al menos producida, por Luc Besson, (unos jóvenes, que hacen acrobacias saltando de un edificio a otro, roban en varias casas para poder conseguir el dinero para pagar un transplante de corazón que necesita un niño), una mujer se pone histérica porque le han robado un cuadro de Klimt. Con ese cuadro,precisamente, consiguen de un perista el dinero que necesitaban.

    • Gracias, Joaquín pero solo soy una pintora enamorada del arte que trabaja, estudia y lee todo lo que cae en mis manos sobre escultura, pintura, arquitectura. ¡Ya ves una maniática de las artes plásticas!

  2. Barbara, décidément je vous adore !!!! Vous avez l’oeil et le sens pour faire partager les grands hommes de votre panthéon personnel ! Merci de ce beau rappel pour ce peintre d’avant garde !

  3. Grand merci, Phédrienne pour votre soutien! Toi et moi nous avons le plesir de partager les grands et les petites choses; les escargots sous la pluie, Brassaï, les chats et Baudelaire… la vie et l’amitie.

  4. ¡»Maniáticos» como tu es lo que necesitamos para tener un horizonte que no este hecho sólo de primas de riesgo, la Bolsa, los Bancos, los caraduras y los estafadores!

      • Mi hija Isabel se pone nerviosa cada vez que pongo las noticias en televisión. Dice que le aburre y le deprime oir hablar de economía todo el tiempo. Quizás estemos tan obsesionados por los densos nubarrones y las violentas tormentas que nos olvidamos de contemplar las flores…y protegerlas

  5. Yo no sé frances, como sabéis, pero creo que he entendido casi totalmente el cruce de mensajes entre Phédrienne y Bárbara. ¡Precioso!

    • Phédrienne es una persona con una sensibilidad extraordinaria, gran escritora y fotógrafa y me siento privilegiada de contar con sus comentarios y su amistad. ¡Ese si que es un lujo!

  6. Gracias también de mi parte por recordar a este pintor que representa a una Europa que parece que está desapareciendo.Magníficos sus retratos y su gusto por el color .

    • La Europa real, la que muchos soñamos, es un concepto cultural, un sistema de valores, una tradición artística, o no será nada. La estructura política, la armonización económica viene después.

      SI algunos europeos piensan que se puede construir Europa prescindiendo de España, Grecia, Italia, Portugal, incluso Francia, están trágicamente equivocados. El engendro resultante será lo que sea, pero no Europa.

      Por supuesto, en mi opinión

      • Curiosamente los españoles somos los más europeistas, los que más hemos defendido ese sueño quizás por los años de aislamiento que sufrimos durante la dictadura. Totalmente de acuerdo, Europa no es solo un mercado; el IV Reich es lo que estamos viviendo.

      • Uno de mis temores es que este europesmo baje, a medida que lo que recibimos es sólo reglas y no solidaridad (quizás seamos injustos olvidando que los fondos europeos nos han ayudado mucho a progresar económicamente). Pero difícilmente olvidaremos el desprecio que late en tantas declaraciones que nos vienen de Alemania, Holanda, Finlandia, etc.

  7. Hay decenas de razones y otros tantos detalles por los que este cuadro es maravilloso. Si he de quedarme con un detalle por encima del resto sería sin duda con ese meñique que reposa por su cuenta en los labios, rompiendo el centro del retrato al desviar la atención del espectador a ese dedo rebelde.

      • No me había fijado en el meñique. Me parece muy acertado el comentario de Aurë. Es un signo de rebeldía que nos mueve a interesarnos por el mundo interior de la modelo.

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