Egeria fue la primera viajera de la historia. Una gallega que vivió en el siglo IV, que viajó por todo el mundo conocido contando todo lo que veía, hablando en primera persona. Un investigador italiano encontró una cartas en las que se contaba un viaje extraordinario a Tierra Santa, un viaje de más de 6.ooo kilómetros desde Gallaecia, Galicia, en los años 381-384, que la convierte en la primera gran viajera de la historia. El texto original sigue en la Biblioteca de Arezzo a disposición de los investigadores. Egeria cuenta su aventura desde Gallaecia, la antigua provincia romana que abarcaba parte de Portugal, Asturias y León hasta Tierra Santa. Se piensa que era una mujer que gozaba de buena posición social para poder afrontar tamaña aventura e incluso que pudo estar emparentada con el emperador Teodosio, pues contó con escolta militar romana en algunos territorios de los que atravesó. Se cree que partiendo de Gallaecia debió atravesar la Via Domitia, cruzar en barco el Mar Adriático hasta llegar a Constantinopla y desde ahí hasta Jerusalén, donde se queda durante tres años; después viaja a Egipto, donde visita Alejandría, atraviesa el Nilo y llega hasta el Mar Rojo. Falta la primera parte y el final del viaje; en la última carta conservada anuncia que intentaría volver a su tierra. El relato se inicia con la ascensión al Monte Sinaí y en su viaje de regreso visitó Mesopotámia y Constantinopla. Al faltar el final, no se sabe si consiguió volver a su tierra.
Archivos
¿Un globo mágico?
Arquitectura de Kinsale II (Irlanda)
Fotografías Noa Serrano Plaza.
Fachadas coloristas, combinanaciones imposibles, mariposas y flores en conjunción, toda una paleta con la libertad total para crear unos paisajes urbanos singulares con personalidad propia y con carácter. Fascinante recorrido enmarcado por el verde de la campiña de la bella Irlanda. ¡Gracias, Noa, por este reportaje!.
Sosípatra, filósofa neoplatónica.
El neoplatonismo surge durante el Imperio Romano desde el siglo III hasta el VII y es una revitalización del platonismo en cuya escuela podemos inscribir a Sosípatra, que nació en Éfeso, la actual Turquía, en el seno de una familia acomodada, pero de cultura griega. Las noticias que tenemos sobre ella se la debemos a Eunapio de Sardes. historiador y retórico, familiar de Crisanto de Sardes, que fue discípulo de la filósofa. La sociedad helénica, patriarcal no propiciaba que las mujeres, casi exclusivamente educadas para el matrimonio, se dedicaran a otra cosa que estar en el gineceo, aunque se sabe que en Esparta esto no era así. A pesar de todo ello, en la sociedad helenística surgieron una serie de mujeres dentro del campo de la filosofía, quizás por el hecho de ser familiares de filósofos, como el caso de Theano y Damo, esposa e hija de Pitágoras, Perictione, madre de Platón, Cleobulina, hija de uno de los Siete Sabios de Grecia, Areta, hija del fundador de la escuela Cirenaica…
Se cuenta que unos seres excepcionales se encargaron de la educación de la niña, que adquirió, gracias a ello, unos poderes psíquicos y un gran intelecto, así como clarividencia y la capacidad de realizar oráculos. Se casó con otro filósofo, Eustacio de Capadocia que dirigió la escuela neoplatónica de Pérgamo. De sus hijos solo se tiene noticias de Antonino que también se dedicó a la filosofía neoplatónica y fundó una escuela en Canopo, donde conoció a Hipatia de Alejandría. Tras quedar viuda, Sosípatra se retiró a Pérgamo para aprender de Edesio, con el que se casó, adquiriendo pronto su sabiduría. El neoplatonismo concibe el universo espiritual como derivadas del Uno, de la mente divina o «Nous» de la que emana la «Psyque». El Uno, en los oráculos caldeos era identificado como Padre y el cristianismo, en su vertiente esotérica, identificaba ese Uno con Dios. Sosípatra era una teurga experta en adivinación y rituales capaz de ver el pasado, el presente y el futuro. Sus alumnos acudían a su casa, ya que por ser mujer no podía enseñar en la escuela neoplatónica; aún así sus alumnos crecieron en número y entre ellos cabe destacar a Crisantio de Sardes y Máximo de Éfeso.
¡Felices fiestas!

¡Felices fiestas! Con mis mejores deseos de paz y felicidad en este mundo convulso, en especial para Ucrania y Palestina que necesitan de todo nuestro amor y a los que llevamos en el corazón.







