El barco correo entre las islas pasó de largo. Sentada en aquel bar del pequeño puerto de Ciutadella, lo vio; recortado sobre el negro, la popa era como una gaviota que dobló enseguida la costa y se perdió en la noche. Las notas de una habanera, desde dentro del local, le hizo sonreír; se imaginó a su padre que los domingos preparaba la paella y canturreaba: «Un señó demunt un ruc…» en un menorquín que desconocía y como su risa se mezclaba con las «pessigolles», las cosquillas, que intentaba hacerle mientras ella se escapaba riendo y el perro daba saltos alrededor del fuego, olisqueando el arroz que olía a gloria. Se pidió una «pallofa», olió el gin y mentalmente brindó por él. Miró hacia el puente que llevaba a su infancia, al carrer de santa Bárbara, a un tiempo feliz desaparecido como aquel barco en la noche. Seguían las habaneras y las flores blancas de las alcaparras perfumaban su recuerdo en aquel bar del pequeño puerto de Ciutadella.
Bonito texto. 👏👏👏👏👏
Todo es real en ese relato corto, el puerto, el puente, la calle donde vivimos en Ciutadella de Menorca, las habaneras cantadas en menorquín y las flores de las alcaparras… Muchas gracias, querida Azurea. Un abrazo grande!
Esos recuerdos tan bonitos en el mismo sitio después de mucho tiempo. Precioso y, si es real, todavía mejor. Un fuerte abrazo, querida.
Tuve una infancia muy feliz en Ciutadella y otros años felices en Mahón. Menorca es mi paraíso y todo es cierto y tan real que duele porque lo perdí demasiado pronto. Un gran abrazo, querida amiga.
Qué hermoso viaje, Bárbara, entre la nostalgia y la esencia de Menorca.
Conozco bien ese puerto de Ciutadella, su atmósfera mágica, el aroma a gin y mar, las flores de alcaparra en los muros. Tu relato captura la isla en su alma más pura, con la melancolía de quien la lleva siempre dentro.
Un fuerte abrazo 🌷
Tu comentario me ha llegado al alma. Gracias, gracias. Creo que una es de donde se abre a la vida y por ello a Menorca la llevo siempre en mi corazón. Fueron unos años muy felices y siempre que puedo vuelvo aunque no tanto como quisiera. ¡Un abrazo enorme!