Este perro singular se encuentra en la catedral de Rouen (Normandía). Muchas de las representaciones de las catedrales, como las gárgolas y quimeras de las fachadas, trataban de infundir miedo y respeto a la población mayoritariamente analfabeta, aparte de su función de canalizar el agua de la lluvia. En este caso concreto del perro con zapatos, cuya cara de coña es un poema, la intención se me escapa, pero como anécdota no está mal.

Pero que muy original, amiga. Gracias por compartir. Un fuerte abrazo.
El perro de marras es todo un poema… Jajaja. Un abrazo bien grande!
¡Genial! La verdad es que iban sobrados de imaginación diseñando bajorrelieves, como dices, con carácter didáctico; aunque no sé hasta qué punto no habrá algo burlón y lúdico en todo ello. Abrazo y salud.
Creo que, efectivamente, ese bajorrelieve es muy divertido; todo el perro es un poema y creo que a alguien se le fue la pinza… Jajaja. Un cordialísimo saludo!!!