









Durante la travesía nos cruzamos con distintos cruceros; el nuestro, de Croisi Europe, es un barco ligero con una cubierta superior donde contemplar como se va despidiendo el día; es un panorama que vale la pena no perderse. En buena compañía, tomando una copa, o solos, para poder ensimismarse siguiendo la estela del barco o la espuma del agua, es un ejercicio de lo más relajante.
Uno de los momentos más bonitos y relajantes del crucero fluvial es contemplar el atardecer con esa cadencia lenta del barco que tanto se disfruta. Precioso. Sigo viajando contigo. Abrazo grande
Así es. Son momentos que se quedan grabados en la memoria. En el día a día, esos momentos pasan desapercibidos, pero ahí se siente el latido de la naturaleza de una manera muy especial. Celebro tenerte como compañera de viaje. Un gran abrazo.