
El brillo natural de la fruta me gusta tanto fotografiarlo como pintarlo. Perseguir ese efecto, desde que existe la fotografía, se volvió inútil. Liberada la pintura, cada cual lo hace como quiere.

El brillo natural de la fruta me gusta tanto fotografiarlo como pintarlo. Perseguir ese efecto, desde que existe la fotografía, se volvió inútil. Liberada la pintura, cada cual lo hace como quiere.
Es pintura? Está genial. Un abrazo. Feliz finde.
Qué va! Esto lo podría pintar Antonio López. Copiar la naturaleza tal como es lo hacen los hiperrealistas, yo hago otra cosa; en todo caso lo que puedo y lo que digo es que la fotografía «liberó» a los pintores por que nada es más fiel que ella. Gracias por comentar, querida, Azurea. Un abrazo.