

El jardín duerme. En este invierno, que tanto ha tardado en llegar, no hay flores. Por eso he buscado entre las fotos de la primavera pasada, en días como hoy, en las que tengo ganas de tener el jardín florido, lleno de color, de esos que me inviten a pintar, a trasladar al lienzo lo que la naturaleza nos ofrenda, aún a sabiendas de que esa batalla la tengo de antemano perdida. Igualarla es inútil, a lo sumo nos inspira.