El gran poeta José Hierro, Premio Adonáis, Premio Príncipe de Asturias, Nacional de las Letras Españolas, Reina Sofía de Poesía… publicó en 1998 «Cuaderno de Nueva York», un libro compendio y resumen de su gran saber y hacer, donde conjuga el espacio y el tiempo con la maestría de quien como él sentía que ambos se hayan en el mismo plano; desde esa forma de sentir presente, pasado y futuro a la vez, me ganó para siempre… él, que sabía combinar las coordenadas, nos emociona en poemas como
A orillas del East River, Adagio para Franz Schubert, Alma Mahler Hotel, Ballenas en Long Island…
Versos que nos transportan y otros como estos que nos divierten:
Bendito sea Dios porque inventó la cabra
-la cabra que rifaba por los pueblos-
mucho antes que Pablo Picasso,
con barriga de cesto de mimbre
y tetas como guantes de bronce.
Picasso realizó en Vallauris varias versiones de la cabra; en el Museo Picasso de París hay dos, una en el jardín de bronce y otra en una sala que está realizada con distintos materiales. La original está hecha con yeso, cesto de mimbre, vasijas de cerámica, hoja de palma, metal, madera y cartón, terminada en 1951. Existe otra en el MOMA de bronce.

Magnífico libro del gran José Hierro, uno de los mejores que he leído en los últimos años… y, naturalmente, increíble Picasso.
¡Es un libro grande y sabio que habría que incluir en los programas educativos (que suelen ser aburridos y no se pasa de Espronceda)! ¡Yo adoro esa cabra!
Me encantan esos versos de José Hierro (he de reconocer que no había leído nada de él todavía). Pero aún me gusta más la cabra de Picasso. Me relaja y me hace sonreir. Muchísimas gracias, Bárbara.
«Cuaderno de Nueva York» merece la pena y qué decir de la cabra… es genial!
Un beso.
Hoy nos sirve tu entrada de nuevo de punto de guía en dos aspectos. Uno: No conocía al poeta José Hierro Dos: Casi con setenta años y seguía haciendo maravillas como esta, la había visto antes pero he mirado si tenía algún comentario que pudiera enriquecerme aún más y encontré este. «Una mañana de 1950, Picasso encontró a su mascota favorita, la cabra Esmeralda, muerta tras comer hierba venenosa en el jardín de su casa de Cannes. En homenaje, esculpió esta pieza llamada La cabra. Ahora, el escáner revela que usó una vasija para crear el volumen de las ubres, y muelles y latas para fabricar el esqueleto metálico.»
Creo que vale la pena: http://bit.ly/1dQ8CRM
Un beso de los de muchas gracias por ilustrar/me de esta forma.
Mañana más.. ya sabes como, ya sabes cuanto, ya sabes donde…
Muchísimas gracias por el enlace, Josep! El libro te lo recomiendo, es realmente bueno.
Y qué más se puede decir de la cabra … si ella lo dice todo; pienso en lo bien que se lo debió pasar creando algo así, la gran inventiva de ese chico era tremenda…
Besos de miércoles con acento circunflejo de admiración.
Me parece una seductora combinación Picasso-José Hierro, José Hierro-Picasso y tú nos la muestras para que lo disfrutemos.
Buena tarde.
¡Yo por amigas como tú hago lo que sea! Me encanta que te guste… si es que tenemos unas figuras de primera… Sé que realmente disfrutas de los libros como nadie!!!
Un besazo, Chelo!
Los libros es una de mis pasiones.
Besazo para ti.
¡Lo sé, mi librera favorita! ¡Qué profesión-pasión tan bonita la tuya!!!
🙂