
Indignado hasta la náusea
Indignados hasta la náusea por los asesinatos en Toulouse: son niños, como en Siria, como en África donde mueren de hambre. Son niños. En cualquier caso son niños. La depravación moral a la que llegan ciertos sujetos que siegan la vida de inocentes no tiene justificación ni religiosa ni ideológica. El asesinato a sangre fría de niños en Toulouse es tal aberración, que solo un monstruo es capaz de ejecutarla. El fanatismo es el mayor enemigo al que nos enfrentamos; también los del tercer mundo son victimas por la desidia de los Estados y de cada uno de nosotros. Estamos de luto; esos niños, todos ellos, son hijos nuestros. Y solo a nosotros nos incumbe cambiar las cosas. No valen excusas; es ya hora de entrar en acción. Solo con la indignación no vamos a ningún sitio, hay que ponerse en marcha, como Gandhi podemos andar el camino… marcar una ruta nueva.